Misión
La NCCADV lidera el movimiento estatal para acabar con la violencia doméstica y mejorar el trabajo con les sobrevivientes a través de colaboraciones, capacitaciones innovadoras, prevención, asistencia técnica, desarrollo de políticas estatales y defensoría legal.
Visión
Queremos empoderar a todas las comunidades de Carolina del Norte para construir una sociedad que prevenga y elimine la violencia doméstica.
Valores
Creemos que la violencia doméstica es un patrón de dominación en el cual les perpetradores eligen, de forma intencional, causar miedo, daño y dolor para ganar y mantener el poder y el control sobre sus parejas. Además de la violencia física, el abuso puede ser sexual, emocional y económico, y puede incluir el acecho. Sabemos que en su mayoría, la violencia doméstica es cometida por los hombres y es una forma de violencia contra las mujeres. Creemos que la violencia doméstica es absolutamente inaceptable y que sus autores deben rendir cuentas.
Creemos que el patriarcado, la desigualdad de género y todas las demás formas de opresión juegan un rol central a nivel personal, institucional y cultural en la creación y el mantenimiento de un ambiente en el que la violencia doméstica se acepta. Creemos que es vital comprender y defender la eliminación de todas las formas de opresión, incluyendo, pero no solo: el sexismo, el racismo y la homofobia. Creemos que es fundamental atender a todes les sobrevivientes de la violencia doméstica, independientemente de su raza, edad, clase social y grupo étnico, orientación sexual, identidad de género, capacidades mentales y físicas, creencias religiosas y espirituales, y situación migratoria. Sabemos que la opresión se presenta de muchas maneras y tiene efectos secundarios en les sobrevivientes. Nos esmeramos en servir a todas las personas que han sobrevivido la violencia doméstica y en atender sus necesidades.
Creemos que a través de nuestro poder, experiencias compartidas y voz colectiva podemos trabajar juntes para crear un cambio a nivel personal, institucional y cultural. Trabajaremos intencional y activamente para crear espacios seguros para les sobrevivientes de violencia doméstica. Creemos que las voces y experiencias de les sobreviviente deben ser los cimientos de nuestro trabajo y que el movimiento contra la violencia doméstica puede cambiar a la sociedad.
Historia
En 1978, organizadores locales establecieron los primeros dos refugios para sobrevivientes de violencia doméstica y abuso sexual en Carolina del Norte. Esos refugios eran el Shelter Home del condado de Caldwell y el Clara’s House en Winston-Salem. Por muchos años, fueron los únicos refugios para sobrevivientes de violencia doméstica entre Baltimore y Atlanta en la costa este.
En 1981, se conocía de la existencia de 21 programas contra la violencia doméstica y 9 refugios independientes en Carolina del Norte. Defensores de todo el estado comenzaron a organizar y conectar sus luchas y éxitos comunes.
En enero de 1981, la Asociación de Programas Contra la Violencia Doméstica de Carolina del Norte (NCADVP, por sus siglas en inglés) se convirtió en la primera organización estatal de defensa en contra de la violencia doméstica. Tuvieron su primera Conferencia Anual de Capacitación Contra la Violencia Doméstica el 16 y 17 de julio de 1981 en la Appalachian State University. Sesenta defensores asistieron a la conferencia.
Para 1983, el número de programas conocidos contra la violencia doméstica había crecido a 53. Había al menos 20 refugios en funcionamiento.
En octubre de 1984, la NCADVP organizó una reunión estatal de membresía en la ciudad de Charlotte. Les defensores concordaron que a esta altura del camino, el rol principal de la NCADVP era proveer una red de apoyo para sus integrantes. Después de muchas conversaciones, la membresía votó para que la NCADVP se reorganizara como La Coalición de Carolina del Norte Contra la Violencia Doméstica, (NCCADV por sus siglas en inglés). A la NCCADV también se le conoce como “La Coalición”.
Por los últimos 40 años hemos liderado el movimiento en Carolina del Norte para mejorar el trabajo con les sobrevivientes y ponerle fin a la violencia doméstica.
Creemos que la violencia doméstica es un patrón de dominación en el cual les perpetradores eligen, de forma intencional, causar miedo, daño y dolor para ganar y mantener el poder y el control sobre sus parejas. Además de la violencia física, el abuso puede ser sexual, emocional y económico, y puede incluir el acecho. Sabemos que en su mayoría, la violencia doméstica es cometida por los hombres y es una forma de violencia contra las mujeres. Creemos que la violencia doméstica es absolutamente inaceptable y que sus autores deben rendir cuentas.
Creemos que el patriarcado, la desigualdad de género y todas las demás formas de opresión juegan un rol central a nivel personal, institucional y cultural en la creación y el mantenimiento de un ambiente en el que la violencia doméstica se acepta. Creemos que es vital comprender y defender la eliminación de todas las formas de opresión, incluyendo, pero no solo: el sexismo, el racismo y la homofobia. Creemos que es fundamental atender a todes les sobrevivientes de la violencia doméstica, independientemente de su raza, edad, clase social y grupo étnico, orientación sexual, identidad de género, capacidades mentales y físicas, creencias religiosas y espirituales, y situación migratoria. Sabemos que la opresión se presenta de muchas maneras y tiene efectos secundarios en les sobrevivientes. Nos esmeramos en servir a todas las personas que han sobrevivido la violencia doméstica y en atender sus necesidades.
Creemos que a través de nuestro poder, experiencias compartidas y voz colectiva podemos trabajar juntes para crear un cambio a nivel personal, institucional y cultural. Trabajaremos intencional y activamente para crear espacios seguros para les sobrevivientes de violencia doméstica. Creemos que las voces y experiencias de les sobreviviente deben ser los cimientos de nuestro trabajo y que el movimiento contra la violencia doméstica puede cambiar a la sociedad.
En 1978, organizadores locales establecieron los primeros dos refugios para sobrevivientes de violencia doméstica y abuso sexual en Carolina del Norte. Esos refugios eran el Shelter Home del condado de Caldwell y el Clara’s House en Winston-Salem. Por muchos años, fueron los únicos refugios para sobrevivientes de violencia doméstica entre Baltimore y Atlanta en la costa este.
En 1981, se conocía de la existencia de 21 programas contra la violencia doméstica y 9 refugios independientes en Carolina del Norte. Defensores de todo el estado comenzaron a organizar y conectar sus luchas y éxitos comunes.
En enero de 1981, la Asociación de Programas Contra la Violencia Doméstica de Carolina del Norte (NCADVP, por sus siglas en inglés) se convirtió en la primera organización estatal de defensa en contra de la violencia doméstica. Tuvieron su primera Conferencia Anual de Capacitación Contra la Violencia Doméstica el 16 y 17 de julio de 1981 en la Appalachian State University. Sesenta defensores asistieron a la conferencia.
Para 1983, el número de programas conocidos contra la violencia doméstica había crecido a 53. Había al menos 20 refugios en funcionamiento.
En octubre de 1984, la NCADVP organizó una reunión estatal de membresía en la ciudad de Charlotte. Les defensores concordaron que a esta altura del camino, el rol principal de la NCADVP era proveer una red de apoyo para sus integrantes. Después de muchas conversaciones, la membresía votó para que la NCADVP se reorganizara como La Coalición de Carolina del Norte Contra la Violencia Doméstica, (NCCADV por sus siglas en inglés). A la NCCADV también se le conoce como “La Coalición”.
Por los últimos 40 años hemos liderado el movimiento en Carolina del Norte para mejorar el trabajo con les sobrevivientes y ponerle fin a la violencia doméstica.